He aquí algunas interesantes historias que pueden ocurrirle a tu hijo y las redes sociales.
Cuando la madre de Rafael, hijo único de 11 años, llegó a consulta con su Terapeuta, su estado de ánimo se encontraba próximo a la desesperanza: en el colegio detectaron su total desinterés por establecer nexo social de tipo alguno con sus compañeros. Había optado por aislarse en el recreo, limitándose a la mera contemplación de los juegos colectivos de los otros niños.
Descartado por el Psicólogo del centro educativo cualquier tipo de patología infantil y fracasados varios intentos, promovidos por los docentes, de integración y sociabilización, sus padres decidieron afrontar sin demora el problema y recurrir a la ayuda profesional externa al colegio.
En consulta, en el caso particular de los niños, se emplean unos títeres como técnica terapéutica a fin de que los pequeños se sientan menos expuestos al análisis del especialista, las sesiones sean más amenas y se abran relajada y espontáneamente a las preguntas. Fue mediante este sencillo; pero eficaz recurso, como se consiguió averiguar qué apartaba a Rafael del mundo real, convirtiéndolo en hermético, huraño y retraído.
Pese a que compartía la computadora con sus padres y estos tenían acceso a su cuenta de Facebook, el niño se las ingenió para generar otra identidad, fuera del alcance de sus progenitores, a la que había vinculado casi 1.500 amigos, clasificados en categorías por proximidad emocional y afecto, con los que interactuaba hasta tal punto que esta vida virtual paralela había sustituido por completo a la real.

Este mundo ilusorio resulta de lo más cómodo y aleccionador, apenas se producen tensiones o disputas, mucho menos las peleas habituales del patio del colegio.., la armonía y la cordialidad son sus rasgos identificadores.
Perfiles anónimos, identidades supuestas, lenguaje encriptado: hay adolescentes que construyen en Internet mundos propios…

Un día están cenando todos juntos y, de pronto, salta tu hija: “Quiero tener Instagram”. ¡Horror! Ha llegado ese momento. Seguro que a muchas les ha pasado y, si todavía no.., están temiendo que llegue ese momento.
¿Qué hacemos? ¿Se lo prohibimos? ¿Hasta qué edad no es recomendable que un niño se abra un perfil en redes sociales? El tema de nuestros hijos y las redes sociales preocupa a muchas madres y padres.
80% de los adolescentes que usan Internet están registrados en alguna red social.
11,9% de los niños de 9 y 10 años tienen un perfil en una red social, porcentaje que sube al 43% entre los 11 y 12 años, al 75,2% entre los 13 y 14 años y al 88,9% entre los 15 y 16, según un estudio de EU Kids Online.
En los Estados Unidos existe una Ley de Protección de la Privacidad de los Niños en Línea (COPPA: Children’s Online Privacy Protection Act), que exige que 13 sea la edad mínima para tener una cuenta en la mayoría de las plataformas sociales, incluidas Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter.
¿Cómo mantener la confianza sin invadir su privacidad? La mejor red que se pueda construir: la de la confianza y la fluida comunicación.

Diferencia entre uso, abuso y adicción: el abuso es cuando robas tiempo a otras cosas importantes de tu vida para estar en una red social, en Internet o en otro tipo de pantallas (televisión, consolas, móviles…). Y la adicción, cuando ya no entras para pasarlo bien, sino para evitar pasarlo mal.
Si el niño va a entrar en Internet, tiene que saber para qué: para estudiar, para jugar, para chatear…». En resumen, que no suceda que, en vez de charlar o cenar con la familia, se conecte sin saber para qué y se tire horas.
La necesidad de estar constantemente conectados puede causar depresión, ansiedad y disminuir la calidad de sueño de los adolescentes, según los investigadores Heather Cleland Voods y Holly Scott de la Universidad de Glasgow, encargados de un estudio a más de 500 adolescentes.
El análisis mostró que el uso de redes sociales -sobre todo durante la noche- se relaciona con baja autoestima, calidad del sueño pobre, ansiedad y depresión.
“Puede que tu hijo(a) viva en las Red Social un mes y medio al año, y tú no has ido nunca»

Ciberbullying
El ciberbullying ha invadido nuestro día a día, y no se trata de una casualidad, sino de un grave problema de acoso social que afecta a niños y jóvenes en el mundo entero.
El ciberbullying o ciberacoso es el uso de medios digitales (smartphones, Internet o videojuegos online, por ejemplo) con la intención de acosar psicológicamente a terceros. Sin embargo, para tratarse de ciberbullying, hay que tener en cuenta que:
- El acoso o bullying se da entre iguales: jóvenes, niños, adolescentes; el agresor y la víctima del acoso tendrán la misma edad y compartirán un contexto social.
- No se trata de acoso o abuso sexual, ni intervendrán en el ciberacoso personas adultas, pues, en este caso, estaríamos hablando de otro tipo de delito, como los que nombramos a continuación.
Sexting
«Me envío mensajes con mi novia, y le pido una foto subida de tono o que se quite algo de ropa delante de la webcam. Después de tres semanas, rompemos, y empiezo a reenviar sus fotos»
Grooming
Se denomina así al comportamiento del adulto que se hace pasar por un menor para intentar tener una relación con un niño o adolescente, conseguir información, fotos e incluso quedar.
Deja una respuesta